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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
sábado, noviembre 02, 2002:
Cuestión de confianza
No sé quien dijo que la confianza en las otras personas estaba a la baja.. Hoy fui a arreglarme la barba por primera vez a la estética que he visitado estos últimos años con cierta frecuencia. No sé cual fue el motivo que me hizo ir, como nunca me había preocupado por eso me daba igual si la barba me crecía dispareja o no. Ya había dicho en otro post que eso de las nimiedades no se me daba.
En fin, no sé porque decidí que sería una experiencia divertida ponerse a la mano del peluquero y decirle: “Vengo a que me arregle la barba”. Suena chistoso y lo fue.
Cuando llegue a la estética estaban viendo el fútbol pero como le iban ganando al Necaxa por tres goles, decidieron cambiar de canal. A People + Arts, música clásica. Buen soundtrack para quedarme dormido y olvidarme de que el Sr. Peluquero estaba blandiendo una navaja que se veía, desde mi perspectiva, muy killer.
La plática de los clientes era la habitual en estos lugares: problemas familiares, la calvicie, el fútbol, la política local, chistes de un peluquero acerca del otro (¿Sabías que este tipo es de Guasave...? “Si, mira todavía trae la etiqueta...”. Me?, no comprendo).
Casi me quede dormido, sólo una vez abrí los ojos y como vi la carota del Sr. Peluquero blandiendo la filosa navaja mejor los volví a cerrar. Ya le habían cambiado otra vez de canal –unos clientes se quejaron de que se iban a dormir con la música de caricaturas, risas- y mejor le pusieron en el Canal de las estrellas, estaba una peli de Pedro Infante. La mayoría se sabía de memoria los diálogos. Yo, que estaba de espaldas a la pantalla y sólo podía escuchar adivine que se trataba de Ëscuela de Vagabundos. Es que, carajo, las han puesto como mil veces por la telly.
La operación barba duro casi 45 minutos. El Sr. Peluquero es un perfeccionista... cuando me corta el cabello dura hora y media. Dice que tengo tres remolinos y que está canijo hacerme un corte decente.
—Gracias, aquí están su propina.
—De nada, vuelva pronto.
Lo que no me gusta es que siempre quedo con el cuello full de talco y oliendo a loción barata.
Ya en casa, lo primero que hice fue bañarme mientras escuchaba el cd de Technicolor que me compre en la tienda de discos que tiene en el centro de la city Leonel –un viejo amigo- junto con los de Vainica Doble y el de Vacaciones.
Luego, ya viéndome en el espejo tan sólo pude decir: «Así que de eso se trataba esto», mientras me tocaba el mentón y sentía lo parejito de la barba.
Wow, valió la pena.
rafa //
sábado, noviembre 02, 2002
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