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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
miércoles, abril 09, 2003:
temporalmente
El adiós es una roncha; las ganas de rascarse, un acierto sangrante. Flotando, el pequeño dolor de un amor frustrado por las continuas fluctuaciones peso-dolar y las cosas insignificantes que toman control sin noción del pasado en común. Roche decidió, ante la inutilidad de los discursos emitidos por los medios y la nula repercusión de las denuncias, dejar las exigencias para otro momento. Decepcionado por la ausencia de nuevos estribillos en la rockola de un bar turístico y ese ligero aumento al costo de las bebidas, salió de ahí para recorrer la avenida principal y perderse entre tanto indigente y oportunidades de éxito. Ya instalado en el corazón de la city, crispado por la falta de sexo y capeando la incipiente reseca, recordó las románticas instrucciones contenidas en un manual de autodestrucción y se abalanzó sobre su única opción.
Lo tenía fácil. Empezo por reírse de los tontos poetas que proclaman una línea divisoria entre «ellos y nosotros», que dejan todo vestigio de inteligencia en una tarima de aspiraciones bohemias y buscan como desesperados la última cerveza a costa de una falsa sonrisa. Malditos hace quince minutos, luego «payasitos de la tele». Divertido por un momento, patético casi siempre.
Beyondeado de media jornada, en repetición infinita y salidas fortuitas, rompiendo lazos con la tristeza un día si y otro no porque tal vez así es mejor. Roche va buscando alguien con quien compartir dialectos callejeros, la discusión dialéctica de lo nuevo y el feedback pendenciero de los barrios periféricos, próximos días de marcha, la diaspora que reclama cierto grado de libertad tras largas diatribas y emails que tratan de explicar en pocas frases la agonía de un Real Media Player.
Roche es un quitamiedos.
* De la serie «Damaged People are...»
rafa //
miércoles, abril 09, 2003
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