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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
jueves, julio 17, 2003:
nadie lo puedo evitar
Finalmente tocaron. Afortunadamente estuve ahí para escucharlos. Decir que ves a X o Y artista es un lugar común. Decir que por fin viste a un par de tus ídolos de juventud es otro mayor. Compartir cartel con personas que dispararon un interés primario, que fueron modélicos como periodistas y que, de una u otra forma, sirvieron para entender el mundo desde una particular perspectiva es otra cosa.
Descubrí la revista SONIDO a principios de los ochenta. No había nada igual en México en cuanto al panorama de revista de rock (estaba, por supuesto Conecte pero, je je, estaba instalada en un integralismo rockero). La dirigía Walter Schmidt y escribían, entre otros, Jaime Keller (aka Illy) y Charly Robledo. Entre los artículos de Kiss y el heavy metal de spandex y grititos, entre la nostalgia beatle y CCR, entre los rollos del pop desechable y etc, se escondían artículos y entrevistas que nos avisoraban el porvenir. Ahí fue la primera vez que leí de «La movida madrileña» (ey, estabamos ya en 1984) y vi las fotos de grupos que despues serían de culto (The Cocteau Twins, Cabaret Voltaire, etc).
Por eso entonces leía la prensa americana (Creem, Rolling Stone, la incipiente Spin) y toda la plana top de la inglesa (Melody Maker, NME, Smash Hits, Sounds y etc) que cubrían con ciertas expectativas. Dentro de todo ese papel y música, estaba SONIDO que me hablaba de gente como Silueta Pálida, Natabisk (o como se escriba), Syntoma, The Casuals y Size...
En 1984 mande una carta a SONIDO para establecer contacto con gente que estuviera interesada en los grupos que a mi me gustaban (sorry, escribi una lista de casi 80 grupos); sonreí cuando la publicaron (tuve correspondencia como por cinco años) y me entusiasme buten cuando Walter contestó personalmente felicitandome por mi «buen gusto» musical (ey, que un crítico lo diga te pone la autoestima en el cielo). En 1985 mande pedir el disco de Size al mismísimo Carlos Robledo (lo pedí autografiado, lo recibí sin firmas, no problem). En 1987, cuando empecé el programa Sintonía POP en Radio Tecnológico no tuve mejor opción que poner como primer tema «El Diablo en el cuerpo» de aquel ep (ey, la canción quedo en los primeros lugares en nuestra primera encuesta de popupularidad).
En mi casa, Size y toda la saga (Casino Shanghai y etc) son clásicos. Cuando salió por fin editado aquel album que debió haberse llamado «Nadie puede vivir con un monstruo así» lo celebre con gusto. Justicia divina. Ya era tiempo, de aquel punk nueva olero a un incipiente tecno pop neoromántico, todas sus canciones estaban ahí. Un gustazo para los fans.
Ayer vi a Walter y a Carlos. Platiqué unos cuantos minutos con ellos, no tanto como quisiera (me ganó, lo reconozco, la emoción de fan). Me dediqué a lo mío: poner músiquita antes del concierto. Luego vino FACA (electro pop, a lo Stereo Total. Si algún día aprender a cantar serán la bomba), Zurkoh (minimal tecno pa´rolar un rato), Ford Proco (de la family, que puedo decir: son uno de mis grupos favoritos forever) y... yo no sabía que eso se iba a dar: los FP soltaron la pista de su versión de «El diablo en el cuerpo», se subieron Charly y Walter y aquello fue como un regreso torcido a mi época de preparatoria cuando le ponía play a un cassette y escuchabamos una y otra vez a Size en la cafetería.
Después se quedarían solos, su set fue en plan experimental (old skool, diría mr ejival) pero daba igual. Eran Walter & Charly. Estaban tocando en Tijuana. Y nadie lo pudo evitar.
*El highligth de mi noche fue ver bailar a Walter cuando puse, tras el jam session, el bootleg de The Strokes vs Vainilla Ice.
** BTW, ahí estaban desde gente de Laplace y Vandana (primera ola del tecno pop local), Misterios Violeta, Mr Ejival, Octavio Hernández, los de radio global y etc.
rafa //
jueves, julio 17, 2003
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