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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
jueves, enero 22, 2004:
los días con fiebre
Siempre son así. Activan procesos de revisión con una playability disfuncional. Y te das cuenta que hay gente que entra y sala en la ruta de un trabajo específico incapaz de saber que podría ocurrir fuera de ella. La vída es un círculo, you know. Punk rock fever.
One, two, three... instantes perdurables captados en polaroids de cinco dólares, pequeñas frases en postales recibidas en días lluviosos y files con extensión .jepg que se compilan en CD-R o en sitios gratuitos. La vida como un open source y las distintas maneras de no caer en el pozo sin fondo tras recordar la impresión, ese asco tan virulento, al ver por primera vez The Fight Club o las rimas imparables y demoledoras de Antipop Consortium.
En espiral, pop ups a ritmo de drum’n’bass: el sello de Capturados cubriendo el rostro amplificado de mis stalkers; el gran error en la política exterior de USA; lo demoníaco en la fijación perenne por los detalles; la discordancia encontrada entre la imagen institucional que intentan dar los consorcios farmacéuticos y lo que uno se entera si lee boletines de prensa alternativas, el deseo de que la política cultural no abandone sus principios básicos (autonomía y autenticidad), el saber como reconocer una producciones de DFA; la preocupación inútil de la gente por conseguir en cd discos que ya poseen en vinil, saber que los buenos tiempos no volverán.
Serán otros (mejores).
People power in the after hours. La trascendencia de los formatos, los cambios que han impuesto en nuestra vida cotidiana, los flujos de información y la permisividad propia del relativismo cultural que propician nuestras formas de comunicación: emails de X egroup, archivos adjuntos, alerta de virus, charlas en MSN, mensajes cifrados por celular. Y de repente, el conflicto desencadenado por las armas de destrucción masiva jamás encontradas, the sound of the last summer (50 cent a todo volumen), el hacer un análisis semiótico al programa Oppenheimer Opina (that 70’s show). Un disparo a bocajarro entre el cease or resist.
Todo forma parte de un gran grito de ayuda. Como Mary a Fantasmagórico, como aquella perrita periodista a SuperCan (o Underdog), como los Beatles ante el fracaso de su generación, como los testimoniales no pagados en los informerciales. O las campañas emprendidas por Adbusters, el seguimiento al escándalo semanal de un star system embrutecido, la (in)correctez política, el software que generan notas de disculpa automáticas, el no saber si apoyar aquella afirmación que proclama, según Barthes, que la critica literaria es una actividad burguesa que juzga y pronuncia veredictos. Stand up comedy.
Take it easy. Traducción simultánea. More hiper links. Calmado. Don’t freak out. Missy Elliot, Plácido Domingo, Loo and Placid, Tranquility Bass y aquel tema sobre troncos que cantaban en el show de Ren and Stimpy. Convergencia y contraste. Freak style con frases que terminen en ‘ese’.
Sonaban los Beach Boys, como canta Parade, cuando hacia soul surfing in the matrix’s heart; al recordar el momento preciso en que le dije a Haydé: No puedo más; cuando ocurrían cosas excitantes que no estaban previstas en ningún guión, fuera del protocolo, un software de apariencia autónoma, easter eggs, encontrando nuevas funciones y agitando los botones de aquel malestar que nos descubre tan frágiles justo en el filo del dilema acción/creación para evitar y olvidar los disparates cometidos en un largo fin de semana. Cuando todo te reclama tu parte del trato (tarde o temprano, nos alcanza el peso de nuestras acciones).
Haciendo nuestro eso de que la realidad no debe ser más que un telón de fondo y agregar con una big smile ¡Me lo perdí! alzando los brazos o exclamar M-A-P-A-C-H-E ante lo insólito del momento y la imposibilidad de cambiar las cosas y preguntarnos como Rimbaud ¿qué es nuestra nada la lado del estupor que os aguarda? Un puñado de coincidencias y ofertas en Amazon.com
Ya no hay elección, es demasiado tarde. Aceptar el peligro que tiene todo acto u obra de decantar la percepción del espectador hacia una dirección concreta (cut & paste, pal). Cosas de la gente con prisa, de aquellos que intentan no ser uno más en la búsqueda de la felicidad (is now sponsored by Diesel). El consumismo, dicen, es una enfermedad que puede ser tratada. ¿Cuántas revistas deje de comprar? ¿Cuántos eventos a los cuáles se decide no asistir? ¿Por qué pasar de la tiranía de la moda? Ez da ezer.
Los nodos que se conectan, el optimismo de aquellos que no saben que todo terminará mal y que tratan de sacar lo mejor entre tanta acumulación de bits, nodos de entendimiento y cinismo aplicado con precisión matemática. El caos, al menos el mío, tiene un código hexadecimal (#4682B4) que demuestra que aquí y ahora hay cosas que no sé pueden entender (la muerte de tus seres queridos, la quietud que da el desapego, el sucio final a una amistad provocada por la incertidumbre y la fragmentación, el adiós que nunca se tuvo tiempo para pronunciarlo). This is this.
Pd: Lo demás, no importa.
rafa //
jueves, enero 22, 2004
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