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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
miércoles, octubre 20, 2004:
Hace nueve años vi como mi padre moría justo en el lugar donde siempre quizo estar: su hogar. Ese día despertó, desayuno apenas lo que podía aceptar su estómago dañado. Estaba tan flaquito. Se recostó otra vez. Yo estaba alistandome para ir a trabajar cuando escuché el grito de que fuera por el doctor, que Don Lauro (así le decíamos en casa) se había puesto mal. Recuerdo que fui a su recámara, ahí estaban mi mamá, algunos de mis hermanos y mi cuñado. Vi a mi padre acostado en su cama, queriendo atrapar por última vez nuestros rostros. En ese momento supe que ya nada sería igual.
De igual forma, sin saber el porqué, fui corriendo al consultorio que estaba sólo a tres cuadras de mi casa. Minutos eternos, tantos pensamientos, tantas imágenes. Llegué y le pedí al doctor de guardia que viniera a casa. Volvimos en su auto. Cuando llegó, sólo vio el cuerpo y empezó a notar la hora del deceso. No había ya nada que hacer.
A los 81 años, mi padre se había ido. Recuerdo que fui a mi cuarto a llorar. Solo.
Después, me tocaría hablar a familiares y conocidos para notificar su muerte. También escoger el traje, la camisa y la corbata que vestiría. Traje azul, camisa blanca, corbata azul. Me gustaba mucho verlo así. Lo más triste fue ver cuando llegaron los empleados de la funeraria a recoger el cuerpo, como lo metían en una de esas body bags que se ven en las películas de guerra. Una bolsa blanca. Una camilla salió de la recámara, recorriendo el pasillo y la sala. Ahí supe que el cuerpo del hombre abandonaba el espacio familiar pero que la grandeza su alma lo volvía a llenar.
Hoy, nueve años más tarde, lo recuerdo como el padre único y ejemplar que tuve, el que me hizo creer que podía hacer todo lo que quisiera hacer y que siempre me dijo que yo era el único responsable si lo lograba o no. Recuerdo todos sus consejos, su apoyo y cariño sin límite, su sonrisa al ver mis pequeños grandes logros, sus frases.
Hoy ya no lloró por su ausencia, el cielo tijuanero se encarga de eso.
Don Lauro, I love you (always).
rafa //
miércoles, octubre 20, 2004
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