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LA CIUDAD EN MOVIMIENTO
sábado, noviembre 22, 2003:
Del enredoso asunto de la contracultura, un poquito de música electrónica y otras cosas.
1.
Play. Imitando un poco a Troy Maclure, el presentador chafa de Los Simpons, les diré que tal vez muchos de ustedes recuerden haber escuchado la siguiente cita: la única gente que importa para mi son los locos, lo que están locos por vivir, locos por hablar, locos por ser salvados, deseosos de todo al mismo tiempo, los que nunca bostezan o expresan un lugar común. Si, es de Jack Kerouac, pertenece a su libro On the road y fue usado en un comercial de Volvo en 1997.
2.
Al término «contracultura» no lo podemos desligar del momento histórico en el que estuvo inmerso, no se entendería o se entendería de otra forma. Un problema, pues. Tomando en cuenta lo anterior, una pregunta válida sería: ¿Es la contracultura una actitud apropiada, una ideología vigente, un modo de vida o una etiqueta más en el supermercado de las utopías? No lo sé ni me importa podría, siendo muy irónico, contestar, pero entonces no tendría ninguna razón mi presencia en este encuentro.
Veintiséis años atrás, en 1977, el escritor español Luis Racionero en su seminal libro Filosofías del Underground nos daba una pista: Sometida, mixtificada, endulzada y prostituida, esta contracultura no es más que el patético despojo de aquella fiesta florida que muchos celebrábamos entusiasmados cuando empezábamos a creer en la inminencia de un cambio social conseguido a través de esta incipiente revolución cultural.
Un juicio duro, no? Sólo a nivel ideológico, disculpen que me refiera de nuevo a Racionero, se considera que el legado contracultural es importante hoy en día: ese enfrentamiento conciente a la sociedad de consumo —pienso en el cultural jamming que promueve desde Canadá la revista Adbusters y que, irónicamente, se puede conseguir en los Sanborns de todo México—, al autoritarismo y la burocratización —todo intento para señalar y tratar de enmendar los errores de un liberalismo económico incomprensiblemente aun en boga—, a la nula participación y solidaridad comunitaria —vale un reconocimiento a algunas ONG´s y otros grupos que trabajan en redes—, al regreso de un nuevo conservadurismo sexual (nomás basta checar los comunicados de prensa de El Vaticano). Sí, en efecto, el sueño terminó. Muy mal. Ya no se vale contar batallitas cuando son otras o, si quieren, las mismas pero en diferente escenario y condiciones. Wake up, hermanitos, time to do another things.
3.
Estás trepado en el autobús contracultural o no lo estás. Algo así decían, no? Don´t worry, nosotros viajamos en avión.
4.
Contracultural, alternativo, en oposición, underground, moroko topo y etc. A quien deseen utilizar esos términos u otros, como en los restaurantes que ofrecen buffete, sólo podemos decir: serve yourself and enjoy. A mí, en lo personal, me gusta más referirme a «La otra cultura», siendo está aquello que no entra ni cumple con los preceptos de una cultura dominante. O sea, un buten de cosas.
5.
¿Qué es y qué no es? Vaya problema.
6.
No se trata de subversión o de poner en crisis a un sistema de valores en definitiva caduco y nada operante, sino de dar a conocer todas esas otras versiones que subyacen escondidas y que nos ayudarían, eso sí, a tener una puta idea de eso que algunos llaman vida cotidiana. Activar y actuar porque como se sabe toda provocación, al final, resulta inútil.
A eso se refería el notable crítico americano Greil Marcus cuando mencionaba cualquier individuo al que se le intuya una cierta rebeldía o anticonformismo, antes de que puede decir algo notable será cooptado por el sistema (Ey joven! Lleve su camiseta antiglobalización por sólo 30 varos. 100 por ciento algodón made in USA). Triste pero cierto. Todo está, como internet, conectado.
7.
¿Qué hacer cuando el discurso oficial —ese mainstream tan temido por todos— nos arroja hacia un modelo de competencias y la búsqueda de éxito (cualquier cosa que esto signifique). ¿Quedarse quieto o cerrar la puerta? Bah, take it easy. Siempre hay una forma de evitar o revertir el control cuando se potencializa, por ejemplo, la experiencia callejera. La calle, dicen, es nuestra. Nuestra tablita de salvación. Hagamos, pues, surf en el mainstream.
8.
Al grano: ¿Es la electrónica sólo música y moda? ¿ Qué hay de sus aspectos culturales o políticos? ¿Se reconocen? ¿Nos son visibles? ¿Han ayudado a transformar algo? ¿Qué hay atrás del «Hands on the air» y el furor que provoca un éxtasis? ¿Demasiadas preguntas?
9.
No olvidemos que las generalizaciones —teóricas o no— se quiebran, vayamos a un caso particular: la escena electrónica actual en Tijuana.
Olvídense de los cholos setenteros y de los punkies tardíos de los ochenta, la tribu electrónica es lo de hoy. Sin uniforme, ni medallitas, ni una sola postura sobre como vivir la vida, desafiando roles, jugando con ellos, olvidándose de ellos.
Todos ellos forman parte de una curiosa generación que creció bajo el tutelaje musical de Kraftwerk, Cabaret Voltaire, Depeche Mode, Coil o el Aviador Dro, por citar a unos entre cientos de grupos; en los ochenta fueron la brigada de demolición que barrió con el estigma del rock duro —remember La Cruz?— y punkie —Solución Mortal— que cargaba la city. Fueron ellos los que trajeron las nuevas actitudes y los que, en el camino, pusieron las bases de la música alternativa tijuanera actual.
Aparecieron de pronto y el rock o el pop o la electrónica local ya no fue lo mismo. A diferencia de otras tribus musicales, el contingente electrónico tijuanero no mimetiza sino asimila influencias y las traduce en nuevos productos culturales; el efecto y cauce es tan diverso como sorprendente que se ve modificado al correr de los años: de un arranque pop al desenfreno pos industrial, del acercamiento tímido al acid house a la fiebre por el rave, de lo experimental a lo comercial, del Nortec a la indietrónica lo fi.
10.
No se les puede acusar de oportunistas o de sold out!. Se dijo anteriormente: ellos ya estaban ahí. . Haciendo suyo tanto el do it your self punkie como aquella consigna del funk de “Free your mind and your ass will follow¨ abstemios o amanecidos en drogas. La escena electrónica es una de las más y mejores documentadas de la región. Se tiene un registro tanto de producciones sonoras (maquetas, demos, discos y cds), en video, programas de radio, fanzines, flyers y manifiestos. Eran el pretexto que echó andar un engranaje que, como tantos otros esfuerzos, encontró su lugar en «La otra cultura».
¿Qué lo underground no se lleva con el hype? ¿Cómo ser auténtico si detrás de ti hay cámaras de la televisión alemana y española, si esta semana te entrevistará un periodista italiano para una revista de viajes y la próxima lo hará una académica norteamericana buscando la pauta de su nuevo trabajo de campo? ¿Cómo detener este auto si va, literalmente, a mil?
11.
Los grupos en Tijuana practican un nihilismo feliz: no creen en nada pero aprovechan cualquier oportunidad mediática, tienen bien entendida la lección: quien no está presente en los medios virtualmente no existe. Entonces, preparen los micrófonos, tenemos algo que decir; vengan las fotos, we´re cool; escuchen bien, el humor nos hará libres.
Por ejemplo, el Colectivo Nortec no sale en revistas de rock, pero si en Expansión como una sabia lección de mercadotecnia; Faca, the next big thing, no se corta para decir que arma su electro pop bastardo con los más cutres aparatos y software pero aún así, suenan más arriesgados y perniciosos que todas las bandas punkies y angry rock pseudo politizadas; proyectos como Super 8 aprovechan el poder del blogspot.com y iuma.com para difundir su obra más allá de la city, creando corredores alternativos para lo que tiene un público aparentemente minoritario. Si lo de Nortec les parece muy comercial, pues está el sello Eklegein que reúne a bandas noises, pos industriales, de ambient y de otras mutaciones de la electrónica en una clave no tan accesible para oídos educados en el beat 4 x 4. Otros caminos son recorridos, con nuevas formas para hacerlo.
En TJ todos somos DJs. La misma ciudad remezcla cualquier tipo de influencia, estilos, géneros, puntos de vista. Los fractura, construye loops, hace scratch con ellos, samplea realidades cotidianas y las proyecta ya modificadas y resemantizadas en los billboards. En TJ todos podemos ser part time techno pop stars, outsiders, marginales, alternativos, beyondeados, culturosos, contraculturosos, Whatever. Glocal youth, indeep.
12.
Como colofón: Que une a los beats y al Colectivo Nortec? Los dos tienen a uno de sus autores emblemáticos con su obra más importante en un anuncio automovilístico. Volvo conoce su contracultura. Por otra parte, si en Seattle el lema fue «Resist exist», en TJ se trastoca y deviene en un «Baila y resiste». La cultura del ocio como último reducto posible para intentar, desde ahí, cambiar algunas cosas.
13.
¿ Y el futuro? Es eso que viene detrás de nosotros. Stop.
Rafa saavedra, Lagos de Moreno nov 2003
rafa //
sábado, noviembre 22, 2003
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